El sol es una fuente de vida, pero también puede ser un enemigo para nuestra piel si no la protegemos adecuadamente. La exposición excesiva o sin protección a los rayos ultravioleta (UV) puede causar quemaduras, manchas, arrugas, envejecimiento prematuro y algunas enfermedades en la piel.
Por eso, es fundamental usar un protector solar adecuado a nuestra piel y a las condiciones ambientales.
Pero, ¿cómo saber qué tipo de protector solar es el más adecuado? No todos son iguales, ni todos los tipos de piel reaccionan de la misma forma al sol. Por eso, debemos tener en cuenta varios factores a la hora de elegir el producto más apropiado:
El tipo de fotoprotección: que proteja frente a la radiación ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB), luz visible y luz infrarroja. Es decir, que sea de amplio espectro.
El factor de protección solar (FPS): indica el nivel de protección frente a los rayos UVB, responsables de las quemaduras solares. Cuanto mayor sea el FPS, mayor será la protección. Se recomienda usar al menos un FPS 30 para todo tipo de piel.
El fototipo cutáneo: es el conjunto de características que determinan la capacidad de adaptación de la piel al sol. Existen seis fototipos, desde el I (piel muy clara y con muchas pecas) hasta el VI (piel muy oscura). A menor fototipo, mayor riesgo de quemarse y menor capacidad de broncearse. Por eso, se recomienda usar un FPS más alto para los fototipos más bajos.
El tipo de piel: puede ser seca, normal, mixta o grasa. Cada una tiene unas necesidades específicas y requiere una textura y una fórmula adecuadas. Por ejemplo, las pieles secas necesitan una hidratación extra y pueden beneficiarse de los protectores solares en crema o leche. Las pieles grasas necesitan productos oil free (libres de aceites) y con efecto matificante, como los protectores solares en gel o fluido.
Las características específicas: pueden ser la sensibilidad, la reactividad, la alergia al sol, la rosácea, las cicatrices o las manchas. Estas condiciones pueden requerir un cuidado especial y un protector solar específico. Por ejemplo, las pieles sensibles o alérgicas pueden optar por los protectores solares físicos o minerales, que reflejan la luz en lugar de absorberla.
Teniendo en cuenta estos factores, podemos cuidar de nuestra piel y disfrutar del sol con total seguridad.
Recuerda aplicar el producto media hora antes de la exposición solar, renovarlo cada dos horas o después de cada baño y evitar las horas centrales del día.